Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera
La Constitución Política de Colombia en su artículo 215 expresa que “Cuando sobrevengan hechos distintos de los previstos en los artículos 212 (Guerra exterior) y 213 (Conmoción interior) que perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social y ecológico del país, o que constituyan grave calamidad pública, podrá el Presidente, con la firma de todos los ministros, declarar el Estado de Emergencia por períodos hasta de treinta días en cada caso, que sumados no podrán exceder de noventa días en el año calendario”
Este tipo de declaratoria posibilita al mandatario nacional por ejemplo, la modificación de situaciones como la carga tributaria o acelerar procesos contractuales siempre y cuando busquen conjurar la situación que se está viviendo. Cuando se menciona que los decretos emitidos por el presidente tendrían fuerza de ley en estos casos, significa que los mismos no pasa por debates en el congreso, pues con la rúbrica del presidente y sus ministros basta para que la decisión tomada tenga fuerza de ley.
Traigo este tema a colación puesto que el departamento de Nariño a pesar de los esfuerzos que se han venido haciendo para mitigar la emergencia producto del deslave en Rosas (Cauca) que afectó la carretera Panamericana, el Gobierno Nacional no ha podido responder realmente a la situación que estamos viviendo, varios sectores ante esto han pedido la declaratoria de Emergencia Económica para el departamento de Nariño y el sur del Cauca, buscando dar solución a corto, mediano y largo plazo a los problemas que ha traído la emergencia en la vía panamericana. Cada día los productos de la canasta familiar suben de precio y los mayoristas han usado un montón de excusas para que, la libra de arroz, de azúcar o de cualquier producto que antes tenía un precio similar al nacional, hoy se consiga por el doble e incluso por el triple del valor real. Primero la excusa fue la pandemia, después el paro nacional, seguido a esto el dólar, ahora es el taponamiento de la vía Panamericana, y muy seguramente cuando esto pase será la reforma a la salud, o incluso la ampliación del programa de adulto mayor las justificaciones para la su usura y acaparamiento con el que están actuando.
La declaración de emergencia económica podría traer consigo ayudas para los pequeños y medianos empresarios, agilizar procesos de construcción y adecuación de vías para ayudar a conectar a Nariño con el interior del país, rebajas en el precio del combustible, e incluso, la descentralización de órganos de vigilancia que este atentos a quienes están haciendo su agosto con los precios de los bienes y servicios que ofrecen.
Si bien es cierto nadie compra pan para vender pan, los nariñenses de a pié estamos cansados de los inescrupulosos que sacan ventaja de la desventura de su pueblo, como aquellos corruptos dueños de las estaciones de servicio que les valió un pepino el mandato del presidente Petro sobre la fijación del valor del combustible que llegaba a Nariño y lo comercializaron a otros valores, pasando por encima de la ley, las personas y la necesidad… Pero saben lo más catastrófico de esta situación, es que uno de estos “mequetrefes” busca volver a la Alcaldía de Pasto a como de lugar y tiene adeptos para llegar a ocupar este cargo… Definitivamente el chiste se cuenta solo.
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Durante estos días DIARIO DEL SUR estará levantando la voz por quienes desde sus hogares, trabajos, escuelas, colegios, negocios y demás vivimos en carne propia la emergencia económica, todo esto porque a nuestros gobernantes les quedó grande realizar su papel frente a la situación que se está viviendo, la casta parlamentaria no sirve sino para buscar puestos para sus familiares y los orgullosos viceministros nariñenses que tantas fotos suben a sus redes sociales, son objetos decorativos en el gobierno del cambio.
Definitivamente los vientos del sur soplan o los hacemos soplar.

