Por: Tatiana Santacruz (periodista)
Personalmente considero que el contenido de entretenimiento como los programas de televisión, en muchas de las ocasiones se los puede ver desde una perspectiva educativa, pues como bien sabemos, absolutamente todo lo de nuestro entorno nos deja algo de enseñanza.
Un ejemplo de ello es la exteriorización de historias de la vida real donde en algunas veces se basan en la práctica de los valores y la empatía como la capacidad que tiene una persona de percibir los pensamientos y las emociones de los demás; situación que es vital para la vida social, debido a que es una participación afectiva que consiste en entender a una persona desde su punto de vista, en vez del propio.
Sin embargo, de acuerdo a lo anterior, hay muchas personas que también podrían catalogar este tipo de contenido como emisiones de mala influencia o sin importancia como cualquier otra, puesto que en ellos también se indica la maldad de los individuos sobre los demás.
Es hasta este punto al que deseo llegar, pues debemos ser conscientes de que siempre existirán dos caminos entre los cuales escoger, pero uno solo nos llevará a ser lo que deseamos. Sea cual sea la decisión que tomemos tenemos la responsabilidad de analizar la situación desde otros puntos de vista, como por ejemplo, pensar si esto que estoy haciendo le puede afectar de alguna manera a alguien más, puesto que esta es la única forma en la que se puede mejorar, aunque sea un poquito, el mundo en el que vivimos, más aún si tenemos o pensamos en tener hijos.
Creo que un entorno como el que conservamos en el presente, lleno de maldad, incertidumbre, falta de responsabilidad social y mucho más, no es el que queremos dejar para las siguientes generaciones, por ello considero muy importante y fundamental que cada uno de nosotros tomemos las experiencias que obtenemos en los diferentes entornos y roles de la vida, como una construcción humana, partiendo del bienestar propio sin olvidarnos del otro, ya que hoy en día es necesario dejar a a un lado todo lo indebido que con el pasar del tiempo se ha normalizado.

