Por: Ricardo Sarasty.
La noticia relacionada con la salud que más conmoción ha causado en estos días, curiosamente no tiene relación directa con la salud, porque poco a poco dejaron de contar los muertos por causa del covi-19, ya nada se dice sobre la viruela del simio, en algunas emisoras y telenoticieros se informa sobre las victimas del dengue, si la salud física como tal no es el motivo por el que en estos momentos la palabra ande en la boca de gente muy importante, adusta, seria muy seria. La razón por la que se hable tanto de la salud de los colombianos desde que amanece hasta cuando vuelve a salir el sol es el anuncio de la reforma que el presente gobierno va a presentar ante el congreso para cambiar el sistema de prestación del servicio de salud. En palabras más o palabras menos la intervención a las tristemente reconocidas EPS (Empresas prestadoras del servicio de Salud).
El por qué este gobierno busca intervenir el sistema mediante el cual hoy los colombianos pueden tener acceso a la salud es fácil de responder, simplemente porque las EPS no ha cumplido con el cometido para el que fueron creadas y de ello dan cuentan los mismos medios informativos que se han prestado para servirles de caja de resonancia a los defensores de ellas, en su mayoría beneficiados de ellas pero no porque su salud se buena por virtud del sistema, sino en calidad de socios propietarios de ellas. Cualquiera que acuda a los archivos de los periódicos, de las revistas de los telenoticieros e informativos radiales va a encontrar no una si no muchas noticias referidas a sucesos que las involucra ya como causantes directas de la muerte de más de un colombiano o como parte de una red corrupta de negocios ilegales realizados con el dinero de los contribuyentes con los cuales debieron financiar y garantizar el servicio de la salud a sus afiliados, pero no lo hicieron. Saludcoop, cafesalud, Coomeva, Confamiliar de Nariño, son las más conocidas de una lista larga de eps intervenidas estos dos últimos años porque simplemente se declararon insolventes, no capaces para responder con las deudas contraídas con los laboratorios clínicos, los hospitales, los proveedores de medicamentos y su planta de empleados. Quebraron cerraron sus puertas y ventanas dejando a cientos de ciudadanos esperando enfermos tirados unos en los andenes a la espera de que abran otros en sus camas, habiéndoles a todos ellos descontado de sus salarios o pensiones el dinero correspondiente a los aportes para su salud.
Dicen que el sistema se salud vigente es bueno y no se debe de cambiar, hablan en su favor personas que no conocen las salas de espera de las EPS, que no han soportado de pie el peso de las horas parados en una larga hilera con el único deseo de llegar a la ventanilla para solo obtener la autorización que debe de ser firmada por otro burócrata en la otra ventanilla frente a la cual se extiende otra inmensa fila. Los exministros de salud, sus exviceministros, los asesores jurídicos de las eps, la procuradora, el procurador, los expresidentes de las república y otros exfuncionarios de los gobiernos anteriores por estos días son consultados por los medios de información para que digan su concepto frente a una posible reforma al sistema mediante e debería administrar el servicio de salud para los colombianos, pero que terminó como otro administrador mas de un negocio particular del que se lucraron y se lucran únicamente los que hoy salen a advertir sobre los peligros que acechan en torno a la atención de la salud de los pobres de sucederse un cambio. La advertencia la hacen olvidando que gracias a ellos y al sistema cientos de colombianos murieron.

