Por: Tatiana Solarte Hoyos.
Aunque parezca extraño, así es, el gateo tiene una influencia directa en la adquisición de la lectoescritura en los niños. Este patrón motor supone un gran avance en el desarrollo del bebé, le permite alcanzar una mayor autonomía y, por supuesto, el poder descubrir, probar, interactuar y explorar el mundo que lo rodea.
Existen rangos específicos, en los que los bebés empiezan a adquirir en secuencia, cada uno de sus patrones motores (sostener la cabeza, rolar en la cama, sentarse, arrastrarse, gatear, caminar), para el caso del gateo, es alrededor de los 8 a 9 meses de edad, cuando los niños comienzan a hacerlo, y aunque algunos se saltan esta etapa, son enormes los beneficios que les proporciona.
Entrando un poco en el tema, gatear ayudará al bebé a leer y a escribir en un futuro, puesto que estimula, entre otros aspectos, la motricidad, que se traducirá en un buen control de trazo de la escritura.
La tan esperada etapa del gateo y primeros pasos del bebé, son unas de las más agotadoras para los padres. El pequeño ya tiene cierta autonomía y decide explorar todo lo que se encuentra a su alcance… ¡Todo!, sea o no riesgoso.
Su curiosidad es insaciable y a veces hasta se tiene la tentación de sentarlos en su sillita, mientras se debe hacer algo y no se les puede presar tanta atención, pero ¡cuidado!… el gateo debe ser muy estimulado, puesto que tiene múltiples beneficios, entre ellos, adquirir habilidades clave para la lectoescritura, las cuales, vamos a describirlas a continuación:
Ejercita y perfecciona la vista: aprende a enfocar ambos ojos y hacerlo a distancia, lo cual, le servirá más adelante para poner el libro a una distancia correcta
Estimula la parte táctil de la palma de la mano: adquiere la sensibilidad necesaria para poder tener en el futuro un control del trazo de la escritura. Es como si la palma de la mano se ´masajeara` a medida que el bebé gatea y esto envía información al cerebro sobre texturas y sensaciones por ese canal sensorial.
Desarrolla el patrón cruzado de movimiento: mueve el brazo derecho y pie izquierdo y viceversa. Los hemisferios cerebrales trabajan de forma coordinada y pueden realizar movimientos simultáneos con ambos lados del cuerpo, como pasar un objeto de una mano a otra o escribir en una hoja de papel, en un futuro, cruzando la línea media de la misma, existen niños, con problemas de lateralidad, que llegan incluso a escribir desde la mitad de la hoja hacia el borde.
Desarrolla coordinación ojo-mano: Establece una distancia similar entre el ojo y la mano, de la que necesitará a la hora de leer y escribir.
Adquiere estabilidad en hombros y palmas de las manos: puntos fuertes para la motricidad fina, que es la que ejercitará más adelante al dibujar o escribir.
Fomenta la conciencia espacial: aprende a conocer su tamaño y el de los objetos de su alrededor; adquiriendo así, sentido de profundidad, cantidad y tamaño, algo importante para aprender a leer y escribir.
Como vemos, el gateo es más que un simple patrón motor, es una herramienta poderosa para el proceso lectoescrito… Estimula a tu pequeño a gatear, para que adquiera mayores habilidades, ¡En cuatro patitas!

