POR: RICARDO SARASTY
Con fecha del 12 de enero del presente año un grueso grupo de nariñenses envía una carta muy sentida al Sr. presidente, Dr. Gustavo Petro, y está muy bien y se debe exaltar dicha acción. Sin embargo, lo singular de este llamado al doctor Gustavo Petro consiste en la intención de ponerlo al tanto de la emergencia económica provocada por el taponamiento de la vía que conduce hacia el resto del país en dirección norte, en un paso obligado para los nariñenses y de más transeúntes que van y vienen por una carretera que por costumbre termino conociéndose como la Panamericana, sin serlo. Pues la propia Panamericana, llamada así por ser la vía que debería unir a todo el continente de Norte a Sur, cuenta desde casi un siglo con dos puntos geográficos en donde se suspende: 1. el tapón del Darién, zonal selvática en la frontera con Panamá y 2. Esta zona que la pone en puntos suspensivos desde el sur del cauca hasta Rumichaca. Por lo que no es de ahora el afán para que se continúe con ese trayecto faltante de la vía de las Américas. Siendo mucha el agua que ha caído sobre esa parte de Colombia y un tanto igual los gobiernos que han pasado sin demostrar interés real en darle continuidad a una carretera cuyo único sentido es el de conectar al país con el resto del mundo hacia el sur o si se quiere al sur del continente con el resto del mundo. No obstante, hasta ahora se le escribe una sentida carta a un gobernante que a solo 4 meses esta obligado a darle solución a un problema tan de antaño como algunos firmantes de la carta.
Nariño por su situación geográfica debió y debe merecer la atención de todos los gobernantes y dirigentes gremiales. Por su ubicación que le permite contar con una riqueza biodiversa no valorada en toda su dimensión. Pero solo ahora los medios masivos de comunicación que emiten desde el centro del país se enteran de que es el campesino nariñense quien surte con sus cosechas y sus productos pecuarios las neveras de ellos. Parece que dé nos ser por el carnaval sus corresponsales no conocerían ni Pasto, por lo que no han alcanzado a darse cuenta de que en esta parte de Colombia a de más de vivir la gente amable y sencilla, que tanto cariño les despierta, también es trabajadora y su dinero, no es de ahora, sino de siempre, igualmente ha contribuido a la economía nacional. Porque también se consume la mercancía llegada del norte, cosa que parece recién descubierta por ese periodismo elitista para el cual el sur ha sido hasta ahora, cuando llega un presidente adverso a sus ideologías, tan solo un punto cardinal más.
Recordaban los que ya se murieron y se acuerdan quienes aún viven que solo Gustavo Rojas Pinilla gobernó para este departamento y sus obras hasta ahora son las únicas que se ven en la realidad como actos generosos. Por lo que quiérase o no se tiene que admitir hasta ahora que así es, juntándosele a él Juan Manuel Santos que dejó iniciada y aseguró los recursos para la doble Calzada Rumichaca Catambuco, que al menos acerca a Pasto con Quito. Lo demás han sido obras que comprometieron los escasos recursos del departamento y por ello cuando no han quedado a medio acabar, terminaron sirviendo muy poco. Porque más que a las necesidades sentidas de los nariñenses han obedecido a los intereses particulares de esa llamada clase dirigente que es la misma clase empresarial, los mismos que ahora suscriben una carta para que sea otro Gustavo, el presidente que le deje una obra de infraestructura importante a Nariño después de un siglo.

