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No hay mal que por bien no venga

Por: Claudia Zambrano Erazo.

Se dice que no hay mal que por bien no venga. Hoy con toda la situación que estamos viviendo en Nariño por el deslizamiento en Rosas (Cauca) que incomunicó al departamento con el interior del país, podríamos decir que esa frase popular cae como anillo al dedo.

Lo que ocurrió, que solo es producto de la naturaleza, llevó a que el gobierno de Gustavo Petro propusiera la construcción de la doble calzada Pasto-Popayán. O sea, nada es iniciativa de los dirigentes políticos de la región que ahora buscan sacar pecho afirmando que es por ellos, viendo que era una solución que por años clamaba el sur de Colombia.

Dentro de todo lo malo y los días difíciles que estamos viviendo, el tener una vía digna es lo positivo que nos deja la tragedia.

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Por ahora, la situación es terrible. Diariamente hay filas desesperantes para obtener gasolina y los productos de la canasta familiar están por las nubes. Además, es grande el problema que afrontan diferentes gremios como constructores, avícolas y la agricultura. Nuestra esperanza está puesta en que por primera vez somos la noticia nacional y todos los Ministerios de alguna manera están trabajando por sacarnos adelante.

Los anuncios que hizo el mandatario nacional para ayudar a Cauca y a Nariño, que esperamos se hagan realidad, nos llenan de esperanza y más que eso el ver cómo, hoy por ejemplo nuestro puerto de Tumaco se convierte en una alternativa real para abastecer al departamento. Ojalá todo lo que está pasando, estos cambios que estamos viviendo, sirvan para que en verdad el territorio que solo lo muestran por la violencia, sea observado como lo que verdaderamente es, una potencia económica.

«Hoy por ejemplo nuestro puerto de Tumaco se convierte en una alternativa real para abastecer al departamento. Ojalá todo lo que está pasando, estos cambios que estamos viviendo, sirvan para que en verdad el territorio, sea observado como lo que verdaderamente es, una potencia económica”.

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Y ni hablar de la apertura de vías alternativas, la compra de cosechas, el abastecimiento de combustible y establecer un límite al precio del gas licuado, entre otras.

El solo pensar que nuestros productores van a vender su materia prima y sus productos al Gobierno Nacional nos llena de esperanza de que se está valorando todo lo que el campo nariñense tiene, por fin se pone la lupa en esta tierra fértil, llena de riqueza, que ofrece todos los productos pero lastimosamente no son aprovechados. Si algo tenemos claro los nariñenses es que siempre fuimos un territorio abandonado y por eso hoy en día pagamos las consecuencias.

Sin, embargo, como lo dije al principio, no hay mal que por bien no venga y hoy esperamos que nuestros gobernantes, quienes poco o nada realmente han hecho por este territorio, se pongan firmes ante todas las promesas a corto y largo plazo para que no queden en simples paños de agua tibia para calmar la desesperación, sino al contrario sea el momento para sacar a Nariño y su gente adelante.

Somos una tierra llena de todo pero que lastimosamente no ha contado con la fortuna de gobiernos que la quieran hacer progresar.