La mayor parte de los habitantes del planeta. Se declaran creyentes, esto debería provocar a las religiones. A entrar en un diálogo entre ellas Orientado al cuidado de la naturaleza La defensa de los pobres Y la construcción de redes de respeto Y fraternidad.
Enciclica Laudato si – Papa Francisco
Por: Alejandro Reyes.
A ocho años de una encíclica revolucionaria, por su contenido orientado al cuidado de nuestra casa común, el Papa Francisco nos invita a recordar y mantener en la cotidianidad el amplio propósito del cuidado por la naturaleza, y la relación entre el hombre y su entorno.
Laudato Si se dirige a cada persona que habita este planeta y se ofrece como un mecanismo para incentivar el diálogo entre la religión y el cuidado del planeta tierra, hoy cada vez más azotado por los efectos de un capitalismo salvaje que destruye sus más importantes fundamentos ecológicos como los bosques y el agua.
Es interesante como en esta valiosa encíclica se destaca la raíz humana de la crisis ecológica que atravesamos y navega de manera amplia en las tendencias sociales y las ideologías que han provocado esta hecatombe ambiental. Donde por ejemplo, el uso irreflexivo de las tecnologías, el impulso de controlar y manipular la naturaleza, la visión de los seres humanos como algo separado del medio ambiente, las teorías económicas y el relativismo moral son algunas de las más destacadas causas.
En este sentido, el Papa Francisco desarrolla el concepto de Ecología Integral, como una visión holística que atienda esta crisis; La ecología integral afirma que los seres humanos forman parte de un mundo más amplio y pide «soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales» (LS 139). Mientras que el estudio de los ecosistemas es bien conocido en la ciencia de la ecología, la ecología integral amplía este paradigma para considerar las dimensiones éticas y espirituales de cómo los seres humanos deben relacionarse entre sí y con el mundo natural, basándose en la cultura, la familia, la comunidad, la virtud, la religión y el respeto por el bien común.
Propone finalmente esta encíclica algunas líneas de orientación y acción aplicando el concepto de ecología integral a la vida política. Pidiendo acuerdos internacionales para proteger el medio ambiente y ayudar a los países de bajos ingresos, nuevas políticas nacionales y locales, una toma de decisiones inclusiva y transparente, y una economía ordenada al bien de todos donde la educación y la espiritualidad ecológica sean aplicadas con disciplina a la vida personal, recomendando un estilo de vida centrado menos en el consumismo y más en los valores intemporales y duraderos.

