Por: Christian Benítez Ramírez
Desde la emergencia ocurrida en Nariño a raíz del deslizamiento de tierra en Rosas, Cauca, este territorio ha vuelto a ser noticia, el gobierno ha desplegado todo su equipo para tratar de solventar la crisis que se vive, con planes de corto, mediano y largo plazo, que esperamos se conviertan en una realidad que permita resarcir el olvido en el que hemos estado. Sin embargo y sin quitar importancia a esta situación, hay otras eventualidades emergentes que se deben atender.
Es de resaltar la labor de articulación entre las entidades locales, departamentales y nacionales, que han puesto todo su interés y sus esfuerzos en la mitigación y solución de esta grave situación que ha dejado en jaque a casi todo el departamento; ya era hora de que Nariño volviera a aparecer en el mapa de Colombia.
Estamos atravesando una crisis que ha afectado a todos los gremios en el departamento, una crisis que dejará grandes pérdidas económicas para los productores de esta región, y también para los consumidores que nos hemos visto obligados a acceder a servicios y productos con moderación y a un costo mayor. Esta problemática nos ha puesto a la vista la punta del iceberg, lo que podemos percibir desde la distancia, pero las situaciones que ocurren al interior de cada municipio en donde quedan.
Hace algunos días, Guaitarilla, sufría un grave colapso debido a las fuertes lluvias que se presentan en todo el departamento, las calles de este territorio, se convertían en grandes ríos, dejando a casi todo el pueblo afectado, perdiendo cultivos y enseres; al otro extremo, en Barbacoas, el río Telembí empezaba a hacer de las suyas, ya es la segunda vez que se desborda, de un promedio de 10 en el año. Más de 4.800 familias resultaron afectadas, 36 veredas y seis barrios.
En San José de Albán, las más de 8.000 personas que habitan el territorio, han quedado sin servicio de agua tras la afectación de la bocatoma debido también a la fuerte ola invernal, afectando a 16 veredas y a todo el casco urbano; una problemática que, para poder solventar según lo mencionado por el mandatario del territorio, Saulo Moreno, son necesarios alrededor de 250 millones de pesos.
Esto por mencionar algunas situaciones relacionadas con la infraestructura; pero no podemos dejar de lado las problemáticas de orden público; en Tumaco, en los resguardos de Piedra Sellada y Sangulpi Palmar los enfrentamientos de grupos armados y la presencia de minas antipersonal tienen con temor y zozobra a toda la población. Como dijo el mandatario de Barbacoas, Adams Rincón es necesario acciones estructurales para dar fin a las problemáticas.
Si bien es de vital importancia la punta del iceberg, creo que también es necesario atender todo aquello que el mar oculta, hay que prevenir y reducir los riesgos antes que rehabilitar y recuperar lo ocasionado por los desastres.

