En días pasados culminaron las reuniones de organización de lo que será el Carnaval de Negros y Blancos para el año 2022, durante estos encuentros se escucharon propuestas para la realización de los diferentes eventos artísticos por parte de Corpocarnaval como también la de los diferentes cultores del carnaval. Este servidor, interesado en lo que sería la organización de la participación de las murgas asistió a dicha reunión para tener un mayor contexto de lo que sería la puesta en escena de las propuestas.
Lastimosamente no fue la mejor de las reuniones y tristemente, me quedó claro que la frase “de esta pandemia salimos mejores” solo fue un cliché, porque los que logramos salir del momento tan apremiante que se vivió seguimos con el mismo egoísmo y disputas sin sentido.
Durante el desarrollo de este encuentro me percate que a pesar de que muchos cultores comparten la idea de una cultura y arte libre, en la práctica no es así, pues limitan la participación de nuevas personas en los procesos y por el contrario, buscan que los beneficiados solo sean un grupo reservado y no todas las personas interesadas en cultivar el carnaval escudándose en el aporte económico que para muchos, es un factor accidental en medio del gusto y la satisfacción de participar en el carnaval de su tierra.
A muchos de los presentes, por respeto se les denomina maestros, pero creo que este término no es el propicio para ser usado, pues el maestro tiene en su ADN compartir su conocimiento, iluminar con su luz los lugares a los que llega, sembrar semillas en los demás para que estas germinen y su arte continúe por generaciones, sin olvidar que el maestro educa con la mejor de las herramientas que es el ejemplo; situación totalmente diferente a lo que evidencié en la mencionada reunión.
En muchas ocasiones nos quejamos que los niños y los jóvenes solo viven imbuidos en un mundo irreal a través de la tecnología, pero ¿Qué otro camino tienen estos chicos si nosotros, los adultos llenos de experiencia no les brindamos nuevas oportunidades? Si nosotros pensáramos más en los demás, muy seguramente la satisfacción seria mayor a la que sentimos cuando conseguimos beneficiarnos de manera particular.
Cada año escuchamos voces que dicen “siempre es lo mismo”, pero si no damos cabida a las nuevas expresiones ¿Qué estamos haciendo? Escribo estas líneas esperando generar una reflexión en todas las personas que hacen parte del carnaval, el mismo funciona solo si pensamos en fortalecerlo y esto se hace a través de fomentar la participación, la sana competencia y la calidad inherente, de lo contrario, como se dijo durante la reunión “con el mismo satín en el traje y la misma melodía durante todo el recorrido”. Recuerden nos mira todo el planeta, y es nuestro deber dar lo mejor a propios y visitantes.
Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera