Homenaje al Taita Luis Aurelio Araujo: el pueblo Awá clama justicia y honra su legado

La vereda Caiquer Viejo, en el municipio de Ricaurte, vive una jornada de profundo dolor y dignidad. El polideportivo local, desbordado de hombres, mujeres, niños y mayores del pueblo Awá, fue el único espacio posible para dar lugar a la emotiva misa en homenaje al Taita Luis Aurelio Araujo, después de que el templo del lugar resultara insuficiente para acoger a la multitud que acudió a despedirlo.

Luis Aurelio no era solo el coordinador general de la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas Awá – Camawari; era un guía espiritual, un defensor incansable de los derechos de su pueblo, un sembrador de paz en medio de un territorio marcado por el conflicto. Su asesinato, perpetrado junto al de sus escoltas Jesús Albeiro Chávez y Jackson Solarte en una zona rural del municipio, ha causado una ola de indignación no solo en Ricaurte, sino en todo el departamento de Nariño y más allá.

Las expresiones de duelo no se limitan al territorio Awá. Organizaciones sociales, defensoras de derechos humanos, líderes comunitarios y ciudadanos de múltiples sectores se han pronunciado enérgicamente ante este crimen, que representa un golpe brutal contra la lucha por la autonomía indígena y la protección del territorio ancestral.

El legado del Taita Luis Aurelio está tejido en cada proceso comunitario, en cada resistencia pacífica, en cada palabra en lengua Awapit que sembró esperanza en su gente. Durante la ceremonia, ancianos y sabedores espirituales elevaron cantos y ruegos, pidiendo fuerza para continuar el camino y justicia para que estos crímenes no queden en la impunidad.

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Mientras el sonido de tambores y flautas tradicionales acompaña el lamento colectivo, el pueblo Awá reafirma su compromiso con la vida, la memoria y la defensa de su territorio. “Nos quitaron al Taita, pero no su palabra ni su enseñanza. Él sigue en nosotros”, expresó una lideresa de Camawari al concluir la eucaristía, convertida en ritual de fuerza y resistencia.

Hoy, más que nunca, Nariño se une al clamor de este pueblo originario: que cese la violencia, que se respeten los procesos comunitarios y que ningún líder más sea silenciado por defender la vida. Porque la lucha del Taita Luis Aurelio Araujo sigue viva en cada rincón del bosque, en cada palabra de dignidad que brota del corazón Awá.