En un ambiente lleno de energía, curiosidad y creatividad, la sala Titiricarpa Rayuela se convirtió en un escenario vivo donde el juego y el arte se entrelazaron. Allí se llevó a cabo el taller de teatro ‘Mi cuerpo expresa’, una iniciativa que acercó a niños, niñas y adolescentes al fascinante universo de las artes escénicas.
El taller, que combinó ejercicios de expresión corporal, improvisación y trabajo colectivo, propuso una experiencia donde el cuerpo fue reconocido como un medio de comunicación, un territorio sensible capaz de narrar emociones y construir historias sin necesidad de palabras.
Confianza
A través de dinámicas teatrales guiadas por formadores especializados, los participantes descubrieron cómo la voz, el gesto y el movimiento podían convertirse en herramientas de libertad y autoconocimiento. Cada sesión se transformó en un espacio de confianza donde la imaginación floreció y los miedos se disolvieron.
“Queríamos que los niños aprendieran a expresarse, a jugar, a comunicarse desde su autenticidad”, explicaron los organizadores del taller, quienes resaltaron la importancia del arte como vehículo para fortalecer la autoestima, la empatía y el trabajo en grupo.
En cada ejercicio, los pequeños actores exploraron el ritmo, la respiración y la presencia escénica. Aprendieron que el teatro no solo consiste en actuar frente a un público, sino también en mirar, escuchar y comprender al otro desde la sensibilidad.
Tecnología
La iniciativa tuvo un profundo valor pedagógico y social. En una época donde la tecnología domina los espacios de juego y comunicación, este tipo de experiencias devolvieron protagonismo al cuerpo, al contacto y a la creatividad colectiva.
La sala Titiricarpa Rayuela, reconocida por su trabajo en la promoción del arte teatral en Pasto, se consolidó una vez más como un espacio de formación y encuentro, donde el arte se vivió como una experiencia de transformación.
El taller ‘Mi cuerpo expresa’ permitió redescubrir la belleza del movimiento, la fuerza de la imaginación y la capacidad de cada ser humano para comunicar emociones a través del arte. Más que una formación teatral, fue una celebración del cuerpo, la palabra y la libertad.

