El sur olvidado y la promesa incumplida 

El sur del país sigue siendo víctima del olvido estatal. La vía Panamericana entre Pasto y Popayán, fundamental para la conexión de Nariño con el resto de Colombia, continúa bloqueada por derrumbes y sin una solución definitiva. A pesar de las promesas del gobierno actual, que en su momento aseguró que se construiría una vía alterna para evitar estos constantes taponamientos, la realidad es que el compromiso quedó en el aire. Hoy, con solo 500 días restantes para este gobierno, el panorama no ha cambiado y los ciudadanos siguen sufriendo las consecuencias.

El desabastecimiento de combustible y alimentos golpea fuertemente a los nariñenses. Las largas filas para abastecer gasolina son una escena cotidiana, y los precios de los productos básicos se han disparado debido a la dificultad para transportarlos. La economía local se resiente, los comerciantes enfrentan pérdidas y los ciudadanos ven cómo su calidad de vida se deteriora. El sur del país, una región históricamente olvidada, sigue pagando las consecuencias de la falta de planificación e inversión en infraestructura vial.

El viceministro de Transporte, quien era oriundo de la región y conocía de primera mano la gravedad de la situación, renunció sin dejar soluciones concretas. Su salida dejó inconcluso un proyecto que era clave para mejorar la movilidad en el suroccidente del país. La construcción de una vía alterna, que en su momento fue anunciada como una prioridad, sigue siendo solo un papel con promesas incumplidas.

Mientras tanto, el sur sigue atrapado en un círculo vicioso de aislamiento y crisis. La falta de una vía estable y segura no solo afecta a Nariño, sino a todo el país, ya que limita el comercio, el turismo y la inversión en la región. La pregunta que se hacen los ciudadanos es clara: ¿cuántos gobiernos más deberán pasar para que esta situación se resuelva?

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A medida que el tiempo avanza, las esperanzas de que esta administración cumpla con lo prometido se desvanecen. Los famosos “vientos del sur” que debían traer progreso nunca llegaron, y con cada nuevo derrumbe en la vía Panamericana, se hace evidente que la región sigue siendo relegada a un segundo plano. Es urgente que el gobierno asuma su responsabilidad y tome medidas concretas para garantizar que Nariño y el sur del país no sigan en el abandono.