En el barrio Aire Libre de la ciudad de Pasto, la comunidad y líderes sociales se encuentran alarmados por el creciente problema de venta ilegal de licor adulterado, que está afectando la tranquilidad de los vecinos y aumentando la inseguridad en la zona. Según denuncian los líderes Antonio Gonzales y Cristina Josa, esta situación ha transformado la vida en el barrio, especialmente durante la noche, cuando la zona se vuelve un foco de desorden y peligro debido a la llegada masiva de habitantes de calle y la venta clandestina de bebidas alcohólicas.
Los líderes afirman que la venta de licor adulterado no solo pone en riesgo la salud de los consumidores, sino que también está generando un ambiente de violencia e inseguridad que afecta la vida diaria de los residentes del barrio. «Es común ver grupos de personas, muchas veces en estado de ebriedad, causando disturbios, peleas y hasta robos en las calles. La situación es insostenible», expresó Antonio Gonzales, quien ha sido testigo de cómo las noches en el barrio se han vuelto cada vez más peligrosas.
Punto critico
El problema se agrava aún más por la llegada constante de habitantes de calle, quienes, según los líderes, se agrupan en ciertos puntos de la zona, contribuyendo al aumento de la inseguridad. «La presencia de personas en situación de vulnerabilidad y en busca de alcohol no solo aumenta la delincuencia, sino que también genera un ambiente de caos que afecta a las familias que viven aquí», añadió Cristina Josa.
Ilegalidad
A pesar de que el barrio cuenta con cámaras de seguridad instaladas por la Junta de Acción Comunal anterior, los líderes aseguran que la presencia de estos dispositivos no ha logrado frenar la venta ilegal ni la llegada de personas que alimentan la inseguridad. «Las cámaras están allí, pero la verdad es que no se están utilizando de manera efectiva. Los infractores saben que pueden operar sin ser detectados. Necesitamos más presencia policial y un plan más efectivo de vigilancia», indicó Gonzales.
Además de la venta ilegal de licor y la inseguridad generada por los habitantes de calle, los líderes comunitarios también han señalado que el problema está afectando la convivencia entre los vecinos, quienes viven con temor ante la posibilidad de enfrentamientos violentos o robos. «Ya no es solo un problema de seguridad pública, sino también de convivencia. La gente está perdiendo la confianza en la autoridad y en la capacidad del barrio para mantenerse seguro», manifestó Josa. Las denuncias de los líderes sociales han sido acompañadas por el clamor de los residentes, quienes piden a las autoridades locales y a la Policía Nacional que refuercen la vigilancia en las zonas más afectadas y tomen medidas más estrictas contra quienes comercializan licor adulterado en el sector. «Es una lucha constante. Queremos que nos devuelvan la paz en nuestras calles, que nuestros niños puedan jugar sin miedo a que alguien se embriague y cause problemas», afirmó uno de los residentes que prefirió mantenerse en el anonimato.
