Cada 3 de agosto se celebra el Día Internacional de la Planificación Familiar, una fecha que pone en el centro el derecho de todas las personas a decidir sobre su cuerpo, su salud y su futuro. Esta jornada busca difundir información sobre métodos anticonceptivos, promover su uso responsable y garantizar que cada persona pueda tomar decisiones informadas sobre su vida reproductiva.
La planificación familiar no se limita al control de la natalidad. También incluye la educación sexual, la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), el asesoramiento antes y durante el embarazo, y el tratamiento de la infertilidad. En esencia, se trata de asegurar que cada persona tenga acceso a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad.
Realidades que aún preocupan
En México, las cifras muestran que el acceso a métodos anticonceptivos sigue siendo desigual. Las mujeres adolescentes, indígenas y con baja escolaridad enfrentan mayores barreras para acceder a estos servicios. Además, la participación masculina en la prevención continúa siendo baja, especialmente en zonas rurales.
Según datos oficiales, en 2022 se registraron más de 2 millones de nacimientos, y el 17.2% correspondió a adolescentes entre 15 y 19 años. En zonas rurales, la tasa de fecundidad adolescente fue de 91.9 nacimientos por cada mil mujeres, muy por encima del promedio nacional. Entre mujeres indígenas, la cifra también fue alta: 73.5 por mil.
Métodos y derechos
La planificación familiar se apoya en una variedad de métodos anticonceptivos: desde preservativos y píldoras hasta dispositivos intrauterinos y anticonceptivos de emergencia. Cada uno tiene características distintas, pero todos comparten un objetivo: permitir que las personas decidan cuándo y cómo tener hijos.
Este derecho fue reconocido internacionalmente en 1968, durante la Conferencia de Derechos Humanos en Teherán, donde se proclamó que los padres tienen el derecho básico de determinar libremente el número de hijos y los intervalos entre nacimientos.
Más allá de los números
La planificación familiar no solo mejora la salud física. También fortalece la autonomía, reduce la mortalidad materna y evita embarazos no deseados. Es una herramienta que permite a las mujeres y a las parejas construir su vida con mayor libertad y seguridad.
Este 3 de agosto, la invitación es clara: hablar de planificación familiar es hablar de derechos, de bienestar y de futuro.