Este miércoles 30 de julio se celebra el Día Internacional de la Amistad, una jornada dedicada a reconocer la fuerza de los vínculos afectivos como motores de paz, respeto y solidaridad entre personas y naciones. Más que una simple efeméride, esta fecha nos invita a reflexionar sobre el poder que tienen los lazos sinceros para derribar barreras, fomentar el entendimiento y promover la armonía en un mundo marcado por la diversidad.

Aunque en muchos países se asocia el Día de la Amistad al 14 de febrero, la Asamblea General de las Naciones Unidas oficializó el 30 de julio como fecha internacional en 2011, con el objetivo de promover una cultura de paz basada en valores compartidos. La propuesta nació de la Cruzada Mundial de la Amistad, una organización paraguaya que, desde 1958, impulsa acciones centradas en el afecto y la cooperación.
Amistad que trasciende
Desde la infancia, las amistades enseñan empatía, acompañamiento y confianza. Con el paso del tiempo, estos vínculos se transforman en redes que fortalecen el bienestar emocional y social. En un contexto global marcado por conflictos, exclusión y desigualdad, la amistad se plantea como un puente para el diálogo y la colaboración.
La ONU considera que cultivar estos vínculos va más allá del plano individual. Se trata de un gesto colectivo que puede contribuir a erradicar la violencia, reducir la pobreza y fortalecer las bases de una convivencia respetuosa entre pueblos.
Relaciones en la era digital
A propósito de esta fecha, el psicólogo Sebastián Ibarzabal alertó sobre los riesgos de la desconexión social en el contexto actual. La pandemia, el uso excesivo de redes y el aislamiento han modificado la manera en que nos relacionamos. Cultivar amistades reales —fuera de los entornos virtuales— se vuelve una necesidad emocional.
Este Día Internacional de la Amistad no solo es para enviar saludos, sino también para valorar lo que cada vínculo representa. Porque cuando se cuidan, las amistades se transforman en raíces que sostienen y acompañan.
