Más de 5.000 hogares rurales que obtienen el sustento a partir de la gastronomía tradicional aseguran que las ventas no despegan. Pronostican que entre agosto y octubre las actividades comerciales pasarán del 30% al 70% dependiendo de las celebraciones sociales y religiosas.
De acuerdo con la dirigente gremial Gloria Cadena, si bien es cierto la difícil situación económica la padecen desde que inició la pandemia sostuvo que desde marzo cuando inició el paro nacional, las ventas se fueron a pique.
“Ahora tenemos temor por las manifestaciones que se avecinan, lo cual obligarán nuevamente al cierre de los negocios”, dijo.
“Desde 20 de marzo del 2020 cuando inició la emergencia sanitaria hasta la fecha, los pequeños comerciantes padecemos serias situaciones económicas”, manifestó.
Además dijo que las madres y padres cabeza de hogar de los sectores de Catambuco, Jongovito, Cabrera, San Fernando, Genoy y El Encano, entre otros lugares donde cada fin de semana obtenían el sustento de sus hogares con la venta de cuy, frito, empanadas y tamales, entre otros productos típicos, ahora no saben cómo impulsar las ventas para cumplir con las necesidades básicas de sus allegados.
Agregó que pese a las estrategias comerciales implementadas para estimular a ese renglón productivo, son mínimos los resultados que se están presentando.